Cuando estaba en la universidad,
particularmente en mi facultad, ser
programador era cosa que no muchos ostentaban pues era muy difícil “ordenarle”
a la PC realizar algún trabajo determinado. Mientras mis compañeros de
bachillerato se esforzaban por lograr compilar su código, el mío era optimizado
y listo para compartir.
Vale la pena recalcar que no siempre funcionaba
al 100%, siempre había un “chiche” que se escapaba. Pasaba horas de horas
programando en java los algoritmos que mi maestro Dilon dejaba para la casa. El
modo como lo decía tenía un efecto que me hacía tener mucha curiosidad por cómo
se hacían, muchas veces me estancaba en un problema por 3, 4, 5 horas, incluso
recuerdo que muchas veces me tenía que ir a dormir para luego regresar “con
nuevas ideas”.
Recuerdo los típicos problemas al iniciar:
Falta de un “;”, el programa no funcione por no poner el System.out.println() correctamente (en realidad si funcionaba),errores
de objetos vacíos por doquier, etc.
Hacia ese entonces yo jugaba mucho al Counter-strike y al Dota, si lo acepto, intenté alguna vez
editar su fuente o hacer algo similar, pero fue un intento totalmente fallido.
A lo mucho que llegue en ese entonces fue a crear un jueguito 2D en java al
estilo “Space Invaders” y con eso me
bastó.
Poco a poco me di cuenta, que mis amigos cada
vez que me llamaban para jugar una partida (Nos reuníamos por las famosas
conversaciones grupales en el difunto ya Messenger
las cuales duraban 2 horas de chacota antes de 1 partida) yo siempre estaba
programando y echando nuevas líneas de código, incluso los hacía esperar para
que me salga la función de turno.
Dicen que el que hace lo que le gusta y ama,
nunca tendrá que trabajar.
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